Picos metálicos, cortantes y pinchudos colocados en serie. Eso es lo que puede verse por estos días en muchos edificios de la ciudad británica de Manchester y que generó la indignación de vecinos.
Los dueños de estas propiedades los colocan para disuadir a las personas que no tienen casa de que duerman o se instalen en las entradas de sus edificios. Por cierto, la polémica por la desagradable medida no tardó en llegar.
Desde el ayuntamiento de la ciudad fueron categóricos y consideraron la iniciativa degradante. "No queremos ver ninguno de estos dispositivos en nuestro centro de la ciudad. (...) Esta no es la respuesta al problema. Es degradante. Hay mucho de esto en lugares como Nueva York y no es la solución", declaró Pat Karney, portavoz del Ayuntamiento al diario The Independent.
Estos picos "antivagabundos" no sólo se han instalado en la ciudad, en donde tienen censados 78 personas que viven en la calle, sino que también se pueden ver en otras ciudades del país.
Un gesto de paz
Pero el enojo se convirtió en una mejor iniciativa de parte de una familia que decidió modificar ese horrible imagen. Tuvieron la feliz idea de cubrir con almohadones y almohadas los pinches para evitar que se acerquen los pobres vagabundos y, además, les dejaron carteles de bienvenida y algo para comer. "Siéntense y tomen algo de comida", escribieron.
"Vi la historia y realmente me enojo. Pensé que era realmente malo y que tenía que hacer algo (...) Es un lugar donde la gente puede mantenerse caliente y protegida, la gente no tiene por qué ser tan mala", dijo Jenny Plann, una mujer que con sus hijos de 10 y 11 años decidieron cambiar picos filosos por mullidos almohadones.