Casi la mitad de la humanidad vive en una zona de peligro ambiental. Muchos ecosistemas están al borde del colapso. El cambio climático va más rápido de lo que podemos adaptarnos. Las medidas actuales de los gobiernos no alcanzan.
No es un relato del futuro: todo esto está pasando ahora.
¿Alguna buena noticia? Aún hay una ventana de tiempo para actuar y evitar peores consecuencias. Así lo explica el último reporte del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), realizado por 270 autores de 67 países que analizaron más de 34.000 documentos científicos. Se trata de la segunda parte del Sexto Informe de Evaluación del organismo, que publicará la tercera y última en abril.
“La evidencia científica que se acumuló es inequívoca, el cambio climático es una amenaza para el bienestar humano y para la salud del planeta, de eso ya no hay dudas”, explicó a El Doce Paulina Martinetto, investigadora del CONICET, especialista en ecología marina y una de las autoras argentinas del reporte. La ciencia ya no habla solo de la urgencia de frenar este fenómeno, sino también de la necesidad de adaptarse a sus efectos.
El impacto del cambio climático en el mundo y en Argentina
Sequías, lluvias torrenciales, inundaciones y olas de calor alrededor del mundo. Los eventos climáticos extremos están sucediendo simultáneamente, generando efectos cascada que son cada vez más difíciles de afrontar, alerta el informe del IPCC.
La sequía que golpea a Corrientes y que propició que los incendios fueran tan extensos y dañinos, es el ejemplo más reciente en Argentina.
Nieve en el desierto del Sahara, en enero de este año. Un fenómeno que se repite cada vez con más frecuencia.
Casi 3 mil millones de personas viven en contextos de alto riesgo climático. Es decir, cerca de la mitad de los habitantes del planeta. Según IPCC, en Argentina hay cerca de 70.000 productores ganaderos propensos a sufrir graves sequías y sus consecuencias económicas.
El cambio climático, pondrá en riesgo la seguridad alimentaria en América Central y del Sur, África y Asia. Como señala el reporte, en nuestro país los cambios en el momento y en la magnitud de las lluvias ya están impactando en la producción agropecuaria.
En la zona de la explotación de Vaca Muerta, que ocupa parte de las provincias de Neuquén, Río Negro, La Pampa y Mendoza, “puede haber una exacerbación de la ya recurrente falta de agua", explica el informe. Esto podría generar una competencia entre la actividad petrolera y la agricultura por las grandes cantidades de agua que se usan en la técnica del fracking, método utilizado para extraer hidrocarburos.
Adaptación con límites
“La adaptación es necesaria porque llegamos a un punto en que la temperatura del planeta ya aumentó”, apunta Paulina Martinetto. Adaptarse significa tomar medidas para vivir con los efectos del cambio climático del presente. Pero como explica el IPCC, muchos ecosistemas están perdiendo la capacidad de adaptarse, y esa capacidad será más limitada a medida que aumente más la temperatura de la tierra.
La especialista aporta un ejemplo de adaptación de la naturaleza. Según los últimos estudios, señala, “las especies marinas están migrando hacia los polos a una tasa de 59 kilómetros por década”. Y explica que esto se debe a los cambios en la temperatura: “El clima que era apto para ellas a una determinada latitud, ahora lo encuentran más abajo”.
Martinetto apunta que esta adaptación tiene un límite, que probablemente será cuando lleguen a los polos: “Va a llegar un momento en que las especies no van a poder ir más al sur”.
El IPCC señala que para la adaptación son necesarios principalmente dos factores: el financiamiento y el cuidado del vínculo naturaleza - clima - sociedad. Y especifica que la adaptación es más difícil de realizar en países en desarrollo.
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“Una de las principales barreras para la adaptación es el financiamiento”, explicó en conferencia de prensa Edwin Castellanos, Autor Principal Coordinador del Sexto Informe de IPCC de la Universidad del Valle de Guatemala. Y apuntó que “se necesita apoyo financiero de los países desarrollados” por su contribución histórica al cambio climático que afectó y afecta a todos el planeta y no solo a ellos.
Castellanos señaló que las sociedades dependemos de la naturaleza, además de que saquemos cosas de ella. Lo pone en otras palabras el informe: “Los ecosistemas proveen incontables servicios que hacen que la tierra sea habitable”, y añade que el clima extremo está impactando drásticamente en la naturaleza, haciendo que pierda su capacidad de resiliencia.
Sobre el segundo punto necesario para la adaptación, Martinetto sostuvo “Necesitamos de la naturaleza para comer, para tener agua potable y también la necesitamos para que regule el clima”.
Si bien las medidas de adaptación son necesarias, el reporte señala que no alcanzarán para frenar todos los efectos del cambio climático. Por eso también se necesitan medidas de mitigación, es decir, acciones que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero, principales impulsoras del calentamiento global.
Actuar antes de la catástrofe
El Acuerdo de París tiene como principal fin limitar el aumento de la temperatura de la tierra en no más de 1.5° C por encima de los niveles preindustriales. Según el IPCC, ese aumento ya llegó a 1.1° C. El Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, expresó que es esencial cumplir con ese objetivo: “La ciencia nos dice que eso requerirá que el mundo reduzca las emisiones en un 45% para 2030 y que logre las emisiones netas cero para 2050. Pero, según los compromisos actuales, las emisiones mundiales van a aumentar casi un 14% en la década actual. Esto supone una catástrofe”.
Sin embargo, tanto el informe como los especialistas coinciden en que el mundo tiene la oportunidad de revertir esta situación para evitar peores daños. Así lo expresó Castellanos: “Estamos ante una situación de extrema urgencia, pero no en una situación en la que no podamos actuar”.