Haidar estuvo atrapado tres días en un pozo de la provincia de Zabul, los rescatistas lograron sacarlo con vida, pero su estado era muy delicado y murió.
El nene se cayó a un pozo de 22 metros de profundidad en el sudeste de Afganistán.
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El equipo de socorrista logró perforar una gran piedra que obstruía el camino y aproximarse al nene y cuando llegaron estaba vivo, pero su estado “no era bueno” y tuvo que recibir atención médica “en el lugar” y no pudieron salvarlo, indicó Ahmadulá Wasiq, un portavoz adjunto del gobierno talibán.
Si bien trabajaron contra reloj, la escasez de recursos mecánicos dificultó la operación, por lo que varios hogareños reunieron suministros para el niño, como agua y galletas, que le bajaron mediante un cable, junto con un celular para que su padre pudiera hablar con él.
El líder talibán Anas Haqqani, que se trasladó al lugar del accidente para supervisar las labores de rescate, confirmó la muerte: “Con gran pesar, el joven Haidar se ha ido de nosotros para siempre”, dijo Anas Haqqani.
En Afganistán, suelen ocurrir estos accidentes, ya que la mayoría de los pozos se construyen en áreas rurales para hacer frente a la sequía o para cultivar amapola en zonas donde no llega el agua.
La operación de rescate se produce dos semanas después del caso del niño Rayan en Marruecos, donde lamentablemente también llegaron al fondo del pozo pero el niño murió.