Los narcotraficantes se las ingeniaron para trasladar 10 millones de dólares en cocaína. Utilizaron una escultura de una cabeza de caballo de Troya cubierto con diamante y escondieron 35 ladrillos de Clase A de cocaína.
Sin embargo no les funcionó. La escultura llamó la atención a los funcionarios de aduanas de Nueva Zelanda. Los policías lograron capturar a dos mexicanos y un estadounidense. Ahora buscan a un cuarto hombre que fue captado por las cámaras de seguridad de un hotel.
“Esto es obviamente una cantidad extremadamente grande de cocaína, y en el pasado sólo hemos encontrado cantidades muy pequeñas,” aseguró el detective sargento mayor Colin Parmenter.
Se trata del mayor tráfico registrado en ese país de Oceanía. En Nueva Zelanda incautan anualmente 250 gramos.