La ciudad de las luces cambió su aspecto. Los turistas en lugar de observar sus antiguos palacios y edificios se sorprenden con la crecida del río Sena que inunda todo a su paso.
El Gobierno tuvo que cerrar sus célebres museos, suspender la línea de trenes que corre paralela al río, y pedir a la gente que se mueva con mucha precaución.
El Ministerio de Medio Ambiente espera para este fin de semana el pico de la creciente que podría superar el registro de 1982 con 6.15 metros. El récord histórico fue en 1910, cuando el creció 8.60 metros.
En la orilla del rio hay mucha basura y piezas de madera y se prohibió la navegación. La vida de los parisinos se complicó. La estación de metro Saint-Michele está cerrada hasta nuevo aviso.