A sus 80 años, el Papa Francisco aprovechó la misa de fin de año para dejar un mensaje a favor de la juventud. En un mensaje que dirigió "a las sociedades actuales", aseguró que se está "en deuda" con los jóvenes.
“Lentamente los hemos ido marginando de la vida pública, obligándolos a emigrar o a mendigar por empleos que no existen”, reprochó. Asimismo, criticó a "una cultura que idolatra a la juventud queriéndola hacer eterna" y no genera "un espacio de real inserción".
"Discriminamos y condenamos a los jóvenes a golpear puertas que en su gran mayoría están cerradas", dijo el Papa.
"No nos privemos de la fuerza de sus manos, de sus mentes, de su capacidad de profetizar los sueños de sus mayores. Si queremos apuntar a un futuro que sea digno para ellos, podremos lograrlo sólo apostando por una verdadera inclusión: esa que da el trabajo digno, libre, creativo, participativo y solidario", subrayó.
Francisco también lamentó que se privilegie "la especulación" en lugar de los trabajos dignos "para ser protagonistas activos de la sociedad". "Los discriminamos y condenamos a golpear puertas que en su gran mayoría están cerradas", cerró antes de salir de la basílica para rezar frente al Portal de Belén.