Florencia Aranguren llegó el pasado domingo a Buzios con la idea de instalarse para la temporada de verano después de vivir algunos meses en Andorra. Pero su plan se truncó a los tres días y con un fatal desenlace.
La joven de 31 años salió a pasear con su perro este miércoles a la mañana y terminó asesinada a puñaladas. Ocurrió sobre un sendero cercano a la playa José Gonçalves, en el sur de la localidad balnearia de Brasil.
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En medio de la conmoción, y mientras avanza la investigación que tiene a un sospechoso detenido, con el correr de las horas se comenzaron a conocer detalles de la víctima, que era oriunda de Buenos Aires.
Florencia era inseparable de su mascota: un perro mestizo de color marrón y blanco. Justamente el animal estaba atado a un poste a pocos metros del cuerpo de Aranguren, cuando un vecino la encontró sin vida.
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La chica había salido a pasear con el can, que se supone fue testigo del brutal femicidio. La Policía halló al perro envuelto en sangre. Creen que intentó defender a su dueña al momento en que fue atacada.
En sus redes sociales, la víctima solía compartir imágenes con amigos y algunas postales junto a su mascota. “Acá, la vagancia. De siesta en siesta después de cada paseo”, escribió en un posteo compartido en marzo de 2016, donde se la puede ver junto al can.
La joven también era aficionada y tomaba clases de trapecio fijo. En su Facebook e Instagram aparecen varias fotos de ella colgada en el aire. Al mismo tiempo, se dedicaba a la ilustración y muchos de sus dibujos fueron posteados en una cuenta paralela de redes sociales.
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Una de sus mejores amigas se llama Macarena Sánchez, que vive desde hace un tiempo en Cabo Frío, ciudad aledaña a Buzios. La chica fue de las primeras en enterarse del asesinato de Florencia.