Ben Butler y su mujer, Jennie Gray, lograron recuperar la tenencia de su hija de seis años, tras una lucha constante. La pequeña Ellie vivía con sus abuelos maternos, por decisión de una jueza.
Pero pasaron 11 meses después de que le devolviesen la tenencia y todo se transformó en una película de terror. La niña apareció muerta con la cabeza molida a golpes en su casa de Sutton, al sur de Londres.
La Justicia de Gran Bretaña condenó a Butler a cumplir una cadena perpetua con un mínimo de 23 años. Por su parte, Gray fue condenada a tres años y medio por crueldad contra un menor y obstrucción de la Justicia. Al parecer, la mujer ocultó y mintió sobre los episodios de violencia.
La jueza hizo todo lo posible para volver a unir a la familia, a pesar del horrible prontuario de Butler, quien anteriormente, fue condenado a 18 meses de prisión por golpear a Ellie recién nacida. Tras su liberación tuvo que respetar un estricto régimen de visitas: sólo podía verla dos veces al año durante dos horas y bajo supervisión de un trabajador social. Mientras que Jennie Gray tenía estipuladas seis visitas al año.