El alivio llegó a la familia de la cordobesa Karina Engelbert (50), que fue liberada junto a sus hijas Mika (18) y Yuval (11), tras 52 días secuestradas por Hamas. Pero también sienten temor por lo que pudo pasar a Ronen, esposo de Engelbert.
El sobrino de la mujer, Tomás Serlin, reveló detalles del cautiverio en radio Pulxo 95.1 y aseguró que “dentro de todo están bien”. “Esto fue un milagro y eso nos tiene tan contentos pero no significa que la hayan pasado bien tampoco”, aclaró el joven cordobés.
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Yuval fue liberada en silla de ruedas y con vendas en los pies. La niña no había sido secuestrada en esas condiciones y, según explicó Serlin, se debe a que “tuvo una infección en los pies, en las uñas, a raíz del encierro y de estar tirada en el piso”. En tanto, Mika también salió del cautiverio con dificultades para caminar. “Parece que tuvo una lesión en la pierna y la intervinieron quirúrgicamente”, sumó.
Karina Engelbert había superado un cáncer hacía muy poco tiempo. El secuestro le impidió seguir con sus controles y tomar la medicación recetada a diario. “No tuvo los cuidados que necesitaba y ahora la van a tratar con un oncólogo para ver en qué estado está ella”, explicó el sobrino.
Cautiverio
La cordobesa y sus dos hijas pasaron 52 días secuestradas. El marido también fue llevado en el mismo momento pero no tienen noticias acerca de él. “Estuvieron separados durante estos más de 50 días. Los primeros 25 las dos chicas no tuvieron contacto con la madre y después las juntaron”, reveló Tomás Serlin según lo que le contaron sus familiares en Israel.
“En ese lapso a Karina le daban de comer un pedazo de pan por día y un vaso de agua. A las chicas no sabemos qué cuidados les dieron, si las trataron mejor o peor”, precisó y continuó sobre Ronen: “Lo que sí sabemos es que del esposo de Karina no saben nada, no lo vieron en los 50 días, no saben cómo está, si está. No saben nada”. “No saben dónde está, ni cómo está. No tenemos nada de información sobre él”, reiteró.
Por último, comentó el momento del reencuentro entre Karina, sus hijas y los familiares que las esperaban: “Mis dos primas no hablaron mucho. Yuval abrazó a mi tío abuelo, digamos a su abuelo, y se largó a llorar preguntando por su papá y nadie le pudo decir nada”.