Después de un extenso debate, terminó el sínodo que analizó el texto referido a la familia.
Participaron 270 obispos que por mayoría aprobaron el documento sobre la familia que propone "la integración" en la Iglesia de los divorciados que se vuelven a casar, tras el examen de "cada caso". Además pide evitar "injustas discriminaciones" a homosexuales.
El Papa Francisco cerró el encuentro y dijo: "Mientras seguía los trabajos del sínodo, me he preguntado: ¿Qué significará para la Iglesia concluir este Sínodo dedicado a la familia? Ciertamente no significa haber concluido con todos los temas inherentes a la familia, sino que ha tratado de iluminarlos con la luz del Evangelio, de la tradición y de la historia milenaria de la Iglesia, infundiendo en ellos el gozo de la esperanza sin caer en la cómoda repetición de lo que es indiscutible o ya se ha dicho".
"El primer deber de la Iglesia no es el de distribuir condenas o anatemas, sino el de proclamar la misericordia de Dios, de llamar a la conversión y de conducir a todos los hombres a la salvación del Señor", agregó.
Durante su discurso de cierre de sínodo, el Papa remarcó que la Iglesia no debe excluir a aquellos pecadores con arrepentimiento. "La Iglesia es Iglesia de los pobres de espíritu y de los pecadores en busca de perdón, y no sólo de los justos y de los santos".