En Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega o Suecia, los cochecitos con las criaturas se quedan estacionados en la vereda. Esta curiosa costumbre se practica, aún con temperaturas extremas de 15 grados bajo cero.
Se trata de una rutina famosa conocida popularmente como la siesta nórdica. Los padres dicen que trae muchos beneficios y lo hacen para evitar enfermedades.

En la cultura de estos países, los niños expuestos al aire libre tienen menor riesgo de contagio de infecciones como la tos y los resfriados, aseguran los que practican la siesta. Los dejan perfectamente abrigados, protegidos del viento y la lluvia y su capota cerrada.
Como en estos países el índice de secuestros es inexistente y a nadie se le ocurriría llevarse un bebé, solo colocan el vigilibebé, que es un monitor dentro del coche.
Esta práctica no es nueva. En las guarderías y colegios, la mayoría de las actividades se hacen al aire libre y sólo entran a la hora de comer o si hace demasiado frío.
