Quedará en la historia como uno de los grandes logros de Recep Tayyip Erdogán. Finalmente, la organización separatista PKK (Partido de los Trabajadores Kurdos) deja las armas y se desmoviliza.
De ese modo llegan a su fin casi cincuenta años de lucha armada para crear lo que sólo existió por un par de años tras la Primera Guerra Mundial: un Kurdistán independiente de Turquía en el territorio de de Anatolia habitado por la etnia kurda.
La existencia del PKK llevaba largos años sin combatir ni perpetrar atentados en territorio turco. La captura de su fundador, ideólogo y líder, Abdullah Öcallan, en 1999, inició un lento pero inexorable proceso de debilitamiento. Aprisionado en aislamiento absoluto en una isla del Mar de Mármara, Öcallan fue perdiendo gravitación sobre la organización separatista. Y en el 2007, lanzó el llamado a abandonar la lucha armada.
La respuesta de sus bases no fue inmediata. Llegó tres lustros después y fortalece al sultánico presidente turco, quien llevó su guerra contra el separatismo kurdo al norte de Irak y al noreste de Siria, donde los Peshmergas (milicianos kurdos) llegaron a controlar casi totalmente sus territorios.
Öcallan creó el PKK en 1978, con el objetivo de crear el Kurdistán independiente en los territorios turcos, sirios, iraquíes e iraníes donde la etnia kurda es mayoritaria desde tiempos ancestrales. Hizo lucha de guerrillas y también utilizó métodos terroristas, llevando sus atentados anti-turcos incluso a países europeos.
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Durante años, Öcallan pudo vivir en Siria, protegido por el régimen de Hafez el Asad, que por pertenecer a la minoritaria alauita tuvo buenos vínculos con las otras minorías étnicas para oponerlas a la etnia sunita que en ese país árabe es abrumadoramente mayoritaria.
Pero la presión turca fue tan sofocante que la dictadura de Asad le soltó la mano y debió ir a refugiarse en Kenia. Hasta allí lo siguió el MIT (aparato de inteligencia turco), con la ayuda del Mossad y de la CIA. Fue atrapado en 1999 y desde el comienzo de este siglo pasó años como el único reo de la prisión de la isla Imrali.

Su capítulo en la historia ya había terminado hace tiempo. Los milicianos kurdos se destacaron combatiendo a las tropas yihadistas de ISIS en Siria y en el norte de Irak. Los peshmergas están entre los mejores combatientes en la cadena de guerras que estalló con la caída de Saddam Hussein el Irak y luego con la Primavera Árabe detonando la brutal guerra civil en Siria.
El PKK colaboró con los peshmergas sirios e iraquíes. Les aportó combatientes llegados desde el lado turco de la frontera. Pero el desenlace inesperado del caos sirios, con la caída de Bashar al Assad y la llegada al poder del ex yihadista de Al Qaeda Ahmed al Sharaa, generó una situación en la cual el PKK quedo en la vereda de los perdedores. Ocurre que Erdogán financió al Frente Al Nusra, que comandaba Al Sharaa, y logró que formará una gran coalición con las otras milicias sunitas financiadas por Turquía.
En la nueva realidad de Siria, la autonomía de los kurdos del noreste está más segura si el régimen de Al Sharaa puede calmar a Erdogán demostrando que la región kurda no será un santuario del PKK ni proveerá armas a terroristas en Turquía. También por eso el PKK debía dejar las armas.
Los kurdos sirios no podrán convertir Rojava (como bautizaron desde el 2018 al área que controlaron en Siria) en un estado definitivamente independiente, con el progresismo social, étnico y de género que surge de la ideología impulsada por Öcallán.
El líder del separatismo kurdo era un intelectual marxista que creó el PKK con un proyecto separatista y apuntado a una sociedad socialista. Pero luego pasó al pos-marxismo de centroizquierda siguiendo pensadores como el norteamericano Immanuel Wallerstein, hasta desembocar en el llamado Confederalismo Democrático.
Öcallán fue responsable de atentados terroristas cuando actuaba desde posiciones ideológicas extremas. Pero terminó haciendo grandes aportes a la sociedad y la cultura en tierras musulmanas, generando comunidades kurdas donde las mujeres están en posiciones de mando en todos los sectores, incluido el militar.