Frente a la casa de Abril hay un paraíso. Hay mucha basura y hay un paraíso. Las puertas no cierran como las respuestas. Y las cortinas no tapan tanta negligencia.
El sábado, el paraíso se hizo tormenta y la nena desapareció entre la resaca. Cuando la extrañaron era tarde y cuando la buscaron encontraron el horror vecino.
Un conocido con antecedentes por delitos sexuales se la llevó. Entre otros que andaban jugando en la boca del lobo, la eligió a ella.
Este lunes, un nenito de cinco años le decía a un policía que pasaba en moto "qué mira' perro culiao" y una nena de doce le decía a un señor de la cuadra "cómo no te cagás muriendo, enfermo papudo".
La violencia y el horror son una miseria que enchastra como bulucas de paraíso. Y los lobos son más feroces cuando nadie cuida las puertas que dan al infierno.