Salir corriendo o quedarse hasta el final con el horror que viene sin intermediación de la pantalla a la butaca.
Reabrieron los cines en Córdoba y llegó el primer gran estreno local: La noche más larga. La película, protagonizada por Daniel Aráoz, ya cosecha premios internacionales, a pesar de lo poco que se ha hecho en materia de festivales cinematográficos durante la pandemia.
Está basada en el libro La marca de la bestia, de Claudio Gleser y Dante Leguizamón, y relata el horror que vivieron las mujeres víctimas del violador serial Marcelo Sajen, desde finales de los 80 y hasta 2004 cuando se suicidó antes de ser detenido por la policía en Córdoba.
“Es una película que genera preguntas”, dijo el director Moroco Colman, cuando le preguntamos qué íbamos a ver.
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Lo cierto es que La noche más larga genera mucho más que preguntas.
Como mujer contemporánea a la época en la que el violador serial atacaba, fue muy difícil no sentir ganas de abandonar la butaca y salir corriendo del Gran Rex.
Las escenas durísimas de las violaciones te cortan la respiración. Es imposible no recordar aquellos años de Universidad con el silbato colgando de la mochila, el gas pimienta en el bolsillo y la ciudad empapelada con el identikit de la cara del horror.
La preocupación de los padres que nos recordaban cada día que no teníamos que caminar solas por la calle cuando se hacía de noche.
La música de la película también cumple un papel fundamental. Aguda y punzante, genera un clima de suspenso enmarcando la desesperación en la cara de esas jóvenes, obligadas a vivir las experiencias más denigrantes en la noche de Nueva Córdoba.
Intenso
El sentimiento de espectadora con respecto al violador (que ataca una y otra vez y se mueve con total impunidad) es un sentimiento de bronca, asco y rechazo que va en aumento con el correr de los minutos.
Se vuelve tan intensa la cuestión, que al final de la película más de uno termina detestando al protagonista Daniel Aráoz. ¿Será que ha logrado su cometido como actor poniéndose en la piel de La Bestia?
Por momentos la película se parece más a un documental, ya que recurre a los archivos periodísticos de aquellos años, como las crónicas de los periodistas de El Doce.
Un capítulo oscuro de nuestra historia que llegando al final se asocia a las luchas actuales del feminismo en la Argentina.
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La Noche más larga apela a la deuda de un debate profundo frente a un tema tan duro como son las violaciones sexuales y sus consecuencias.
Las marcas de la bestia no terminan con la película, quedarán abiertas para siempre en las víctimas.
Cuesta dormirse después. Es el sentimiento encontrado de volver al cine después de meses pero sin disfrutar del momento.
De todas maneras, vale la pena.