El domingo pasado 554.161 argentinos votaron en blanco en las elecciones presidenciales. Eso quiere decir que asistieron al cuarto oscuro pero eligieron poner en la urna un sobre vacío. No apoyaron a ninguno de los candidatos pero tampoco se ausentaron ni anularon su sufragio.
De cara al balotaje y con las opciones reducidas a dos fórmulas, resurge un viejo mito: “No hay que votar en blanco porque va al que más tiene”.
Según aclara el Código Electoral Nacional, esto es falso. La norma establece al blanco dentro de los sufragios considerados como “válidos”, que se componen por dos categorías: los afirmativos, que señalan a una fórmula determinada, y los blancos. Quedan por fuera de este grupo los nulos e impugnados.
“El voto blanco representa una manifestación de la voluntad del electorado de abstenerse de elegir entre las diversas propuestas formuladas en un sistema legal de sufragio”, explica la Cámara Nacional Electoral.
Cómo se calculan los porcentajes y qué rol juega el voto en blanco
Hay que aclarar que tanto en el balotaje como en primera vuelta los porcentajes que obtiene cada candidato se calculan sobre el total de “votos afirmativos válidamente emitidos”. Esto es sobre los sufragios a cada candidato: no son considerados ni los blancos, ni los nulos, ni las inasistencias. Por eso, un incremento en los votos blancos achica la base total.
Veámoslo con un ejemplo hipotético. Supongamos que en Argentina sólo estuviesen habilitadas para votar 1.000 personas: 500 de ellas eligen al partido A, 300 al B y 200 optan por votar en blanco.
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En ese escenario, el partido A no sacaría el 50% ni el B el 30%, porque los porcentajes se calcularían sobre un total de 800 votos, no 1.000. En cambio, el A sería elegido ganador con 62,50% y el B quedaría segundo con 37,50%
Pero, ¿qué podría pasar en el balotaje entre Javier Milei y Sergio Massa? El domingo pasado el total de votos válidos fue 26.291.718. Unión por la Patria recibió el 9.645.983 (equivalente al 36,68%), La Libertad Avanza 7.884.336 (29,98%) y las otras tres fuerzas sumaron en total 8.761.399.
Supongamos que todos los votantes de las fuerzas políticas que no compiten en noviembre fueran en blanco o esos electores no acudieran a las urnas. En ambos casos, la base se reduciría a 17.500.319. Entonces, si tanto Massa como Milei retuvieran los votos que obtuvieron en primera vuelta, sacarían 55,12% y 45,05% respectivamente.
Es muy poco probable que eso ocurra, por eso la gran incógnita por estas horas es por quién se inclinarán los votos de Patricia Bullrich, Juan Schiaretti y Myriam Bregman.