Dos reconocidos intérpretes, miembros de la International Association of Conference Interpreters (AIIC), fueron contratados por el gobierno argentino en febrero de 2011. Viajaron a Ginebra para prestar sus servicios al entonces ministro de Economía, Amado Boudou, en una reunión de presidentes de bancos centrales y ministros del G-20.
Cada uno cobró 1900 euros en efectivo, según le confirmó uno de ellos al diario La Nación. Sin embargo, al volver a la Argentina, el luego vicepresidente presentó cuatro facturas (falsas) por 9700 euros. Los comprobantes no tienen ninguna firma de los intérpretes, ni sello ni registro tributario. Son impresiones hechas por computadora con la firma de Héctor Eduardo Romero, el secretario privado de Boudou.
Tras ese mismo viaje, Amado Boudou presentó dos facturas (una de 9.395 y otra de 19.937 euros) por su hospedaje en el hotel Bel Ami. Ambas fueron desmentidas por los responsables del hotel a La Nación. Estos casos se suman a otros recibos polémicos de ese viaje y otros a París y Nueva York, en la Asamblea en la ONU.