Nicolás Carrizo declaró ante la Justicia que cuando le contó a un familiar que había conseguido el arma Bersa calibre 22 para el ataque a Cristina Kircher se trató de “una broma”. En esa conversación también había dicho que “no tendría que haber terminado así”, es decir, sin que salga el disparo.
Por su parte, el abogado defensor, Gastón Marano, pidió la nulidad de los mensajes porque la jueza federal María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo tuvieron acceso gracias a que Carrizo desbloqueó el teléfono cuando declaró.
Para el letrado, esos mensajes no pueden usarse para acusar al jefe de “Los Copitos”. Rívolo ya se manifestó en contra y será Capuchetti quien resuelva.
La declaración
Nicolás Carrizo declaró durante tres horas ante la jueza Capuchetti y el fiscal Rívolo y se negó a responder preguntas. Quedó preso el miércoles, cuando fue a Comodoro Py a retirar su celular.
Lo que más complica al hombre son los mensajes que mantuvo la madrugada del 2 de septiembre, horas después del ataque, con una tal Andrea. A la mujer, que sería su familiar, le envió una foto de Fernando Sabag Montiel y los copitos, y le dijo que él era el jefe del agresor y que había conseguido el arma.
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Además, escribió sus lamentos por no haber logrado matar a la vicepresidenta. Según Carrizo, fue una broma para Andrea que es kirchnerista. Incluso la propuso como testigo por los chats.
Para Capuchetti no fue una broma. “El aquí compareciente intervino en forma activa en la planificación del suceso, habiendo aportado para su realización una arma de fuego tipo pistola calibre 22 corto, la cual finalmente no fue empleada para cometer el delito planificado”, consta en la causa, según La Nación.
En el inicio de la declaración, Nicolás Carrizo se mostró enojado y molesto porque había entregado su teléfono para que se esclarezcan los hechos. Sin embargo, eso lo perjudicó. Gastón Marano, su abogado defensor, insistió en que si hubiera participado del ataque no hubiera puesto su celular a disposición de la Justicia.
Uliarte y Montiel
Según explicó en su declaración, el hombre conoció a Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte en una fiesta hace tres meses. Les ofreció trabajar como vendedores de copos de algodón de azúcar en las plazas después de que le contaran que estaban sin trabajo.
Carrizo también reveló que él producía los algodones de azúcar en su casa ubicada en Barracas con materia prima que le acercaban los vendedores. Luego ellos pasaban a comprarle los copos ya hechos. Los 50 algodones costaban 600 pesos.
Acerca de la entrevista que dieron en un medio de comunicación tras el ataque, sostuvo que decidieron hacerla por las amenazas que recibían. Y que Uliarte les había dicho que no tenía nada que ver con el plan de Sabg Montiel.
En tanto, sobre el estado de Whatsapp de Carrizo que se difundió en los medios y que rezaba que el próximo en ser atacado sería el presidente Alberto Fernández, el abogado dijo que no constaba como prueba en el expediente.
Por último, negó ser él quien aparece en uno de los videos registrados cerca de la casa de Cristina Kirchner donde se ve un hombre con barbijo. Aseguró que ese 2 de septiembre a las 22:30 estaba en Tigre. Había terminado de trabajar en el Parque de la Costa vendiendo copos de algodón. Su abogado demostrará esto con la localización del celular de Carrizo.
La jueza federal Capuchetti analizará el pedido de excarcelación que pidió el jefe de la banda “Los Copitos” y la nulidad del peritaje al teléfono celular.