“Teníamos presente. Y lo estábamos disfrutando”. Así recordó Jorge Cuadrado el proceso electoral de 1983 y la ilusión que atravesó al pueblo argentino durante la vuelta de la democracia. A 40 años de esa histórica conquista, el equipo de Arriba Córdoba repasó aquellos discursos que marcaron esa época.
El recorrido empieza el 10 de abril de 1982 cuando el dictador Leopoldo Fortunato Galtieri anunció el inicio de la guerra de Malvinas. En una Plaza de Mayo colmada, el presidente de facto pronunció: "Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla".
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Ese hecho marcó el inicio del fin del último Gobierno militar. “La guerra era un manotazo de ahogado de la dictadura para tratar de prolongarse en el poder porque tenía una crisis muy complicada”, recordó Roberto Battaglino.
Las campañas de Alfonsín y Lúder
Tras el fracaso de los militares Galtieri fue reemplazado por Reynaldo Bignone quien finalmente convocó a las elecciones y empezó la campaña. Aunque se presentaron 12 fórmulas presidenciales, el escenario se polarizó entre el radical Raúl Alfonsín y el peronista Ítalo Luder.
“Era la ola de la transparencia, la apertura, la libertad, la democracia. Representaba todos esos valores”, recordó Cuadrado en referencia a Alfonsín. “Y el peronismo de ese momento no era el peronismo renovador que después vino con Cafiero, era el que todavía se tenía que sacudir cierta especie de ligación con la AAA, con los militares…”, completó.
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En esa línea, Battaglino analizó que parte del fracaso del PJ en esos comicios tuvo que ver con una estructura “verticalista” a la que le faltaba una conducción fuerte. “Luder no tenía carisma, no tenía llegada, no tenía liderazgo. Había sido presidente provisional en un momento muy complejo de la Argentina. No era una figura que entusiasmara”, apuntó.
En la vereda de enfrente, el candidato radical se consolidó como un símbolo de todo lo contrario y supo sintetizarlo en su célebre discurso de “la Argentina honrada y moral".
Esta diferencia terminó de quedar en evidencia el 28 de octubre, cuando en su acto de campaña de cierre el candidato a gobernador de Buenos Aires del Justicialismo, Herminio Iglesias, quemó un cajón fúnebre con el nombre de la UCR.
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“Fue un símbolo de esas dos campañas, una muy democrática a diferencia de esta cosa más rudimentaria y violenta. Aunque fue más simbólico que decisivo en cuánto a los votos, porque la mayoría de las personas ya los tenían decidido”, indicó Battaglino.
El balcón del Cabildo y una multitud
El 10 de diciembre 1983 Argentina volvió a tener un presidente elegido por el voto popular. Desde el balcón del Cabildo, para diferenciarse de los históricos discursos de Juan Domingo Perón, Alfonsín habló a una enorme multitud.
“Vamos a constituir la unión nacional, consolidar la paz interior, afianzar la Justicia, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que deseen habitar el suelo argentino", prometió.
“En ese momento Alfonsín tenía que empezar a demostrar que, como ya había dicho, ‘con la democracia se come, se cura y se educa’. Y esa parte fue lo que flaqueó”, cerró Cuadrado.