Un nuevo soldado argentino enterrado en el Cementerio de Darwin, en las Islas Malvinas, dejó de ser "solo conocido por Dios". La Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación informó que lograron identificar los restos de Julio Rubén Cao.
Se trata de un maestro que se desempeñaba en escuelas primarias del oeste del Gran Buenos Aires y se había alistado como voluntario para luchar contra las fuerzas británicas en la Guerra de Malvinas. Murió en combate en Monte Longdon el 10 de junio de 1982, a los 21 años.
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No alcanzó a conocer a su hija, Julia María, quien nació casi tres meses más tarde, el 28 de agosto de 1982. Este lunes, funcionarios y profesionales médicos se reunieron con su madre, Delmira, para darle la noticia. Con este caso, ya son 92 los soldados argentinos identificados.
El hecho "se enmarca en las tareas que continúa llevando adelante la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación, junto a todas las partes intervinientes, para poder dar respuesta a las familias de nuestros héroes de Malvinas", informó el ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
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La carta del "maestro soldado"
Julio Cao se la envió a la directora de la escuela en la que trabajaba y luego se dirigió a sus alumnos de tercer grado D.
"Chicos, quiero que sepan que a las noches cuando me acuesto cierro los ojos y veo cada una de sus caritas riendo y jugando; cuando me duermo sueño que estoy con ustedes. Quiero que se pongan muy contentos porque su maestro es un soldado que los quiere y los extraña. Ahora sólo le pido a Dios volver pronto con ustedes. Muchos cariños de su maestro que nunca se olvida de ustedes", dice parte del texto.
La carta completa a los estudiantes (publicada en http://www.fundacionmalvinas.org):
A mis queridos alumnos de 3ro D:
No hemos tenido tiempo para despedirnos y eso me ha tenido preocupado muchas noches aquí en Malvinas, donde me encuentro cumpliendo mi labor de soldado: Defender la Bandera.
Espero que ustedes no se preocupen mucho por mi porque muy pronto vamos a estar juntos nuevamente y vamos a cerrar los ojos y nos vamos a subir a nuestro inmenso Cóndor y le vamos a decir que nos lleve a todos al país de los cuentos que como ustedes saben queda muy cerca de las Malvinas. Y ahora como el maestro conoce muy bien las islas no nos vamos a perder.
Chicos, quiero que sepan que a las noches cuando me acuesto cierro los ojos y veo cada una de sus caritas riendo y jugando; cuando me duermo sueño que estoy con ustedes. Quiero que se pongan muy contentos porque su maestro es un soldado que los quiere y los extraña. Ahora sólo le pido a Dios volver pronto con ustedes.
Muchos cariños de su maestro que nunca se olvida de ustedes.
Afectuosamente, JULIO.