El cordobés Ricardo Raúl Jaime fue secretario de Transporte de la Nación durante 1657 de los 1660 días que gobernó Néstor Kirchner y 569 días del mandato de Cristina Fernández de Kirchner.
Lo sacaron del cargo en julio de 2009, después de conocerse que usaba, para viajes personales, un avión privado valuado en cuatro millones de dólares, de una empresa que tenía que controlar. Al año siguiente, se conoció que la firma que tenía a su cargo la Terminal de Colectivos de Retiro le pagaba el alquiler del departamento donde vivía, a cambio de extenderles el contrato por 10 años.
Por estos dos casos de corrupción, Jaime iba a someterse a un juicio oral y público. Pero, firmó un acuerdo con el fiscal Guillermo Marijuán, admitió los hechos y acordó una pena de un año y medio de prisión en suspenso, unificándola con una condena de seis meses que tenía por ocultar pruebas en un allanamiento en Córdoba.
Esta mañana, el juez Julián Ercolini aprobó el acuerdo y dejó establecida la pena. Además, resolvió que Jaime no podrá ejercer la función pública por dos años y que deberá pagar dos millones de pesos, que serían destinados a dos ONG.
Mientras tanto, Jaime tiene otras causas abiertas. Está procesado por enriquecimiento ilícito e investigado por supuestas coimas en la compra de aviones para Aerolíneas Argentinas. También será enjuiciado por defraudación en el ferrocarril Belgrano Cargas. La próxima pena podría llegarle por la Tragedia de Once, donde el fiscal Fernando Arrigo ya solicitó una condena de 11 años de prisión.
Hoy, Jaime se convirtió en el segundo funcionario kirchnerista en ser condenado por la justicia, después de la ex ministra de Economía, Felisa Miceli, quién tenía una bolsa de dinero en el baño de su despacho.
Sin embargo, por ahora, sigue sonriendo en libertad.