María Eugenia Vidal avanza en uno de sus objetivos desde que llegó a la gobernación de Buenos Aires: disminuir el juego en la provincia más grande del país.
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De los 12 casinos existentes, tres serán cerrados. El 31 de diciembre ya dejó de funcionar el de Valeria del Mar y en los próximos meses pasará lo mismo con los de Necochea y Mar de Ajó cuando lleguen a su fin los contratos vigentes. Igual decisión se tomó con el bingo de Temperley, que administraba la empresa Codere. Los empleados de la Lotería de la Provincia de estos casinos serán reubicados en otros cercanos.
“En estos primeros dos años nos pusimos como objetivo que el juego no creciera. No se agregó ni una máquina más, no abrimos una sola agencia de lotería y el bingo que estaba a punto de abrirse no abrió. Ahora seguirá una etapa en la que vayamos restringiendo más el juego”, afirmó Vidal al diario Clarín.
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Además, la gobernadora confirmó el llamado a licitación pública para la explotación de 3.860 máquinas tragamonedas, que se repartirán en siete casinos por un plazo de 20 años. La idea es que tres oferentes diferentes se queden con la explotación de las distintas salas. Uno en los casinos de Tigre y Pinamar, otro en el Central de Mar del Plata y el de Monte Hermoso; y un tercero en el Hermitage (Mar del Plata), Miramar y Tandil.
“Será el primer llamado a licitación en 23 años. Hasta ahora la adjudicación era directa”, explicó Vidal, en una crítica a sus antecesores. Las empresas deberán hacerse cargo del mantenimiento del parque de máquinas y los gastos corrientes de la sala, un compromiso que hasta ahora cumplía la Provincia, que retenía el 40 por ciento de las apuestas.