El 50 por ciento de los niños, de entre 0 y 5 años, que viven en barrios periféricos de la ciudad de Córdoba están mal alimentados. Los de 0 a 2 años tienen deficiencia alimentaria, mientras que los que se ubican en el rango de entre los 2 y 5 años ya presentan problemas por exceso de peso. El relevamiento social y antropométrico lo hizo Capredi CONIN Córdoba a principios de agosto.
Marcela Pesce, directora de CONIN Córdoba, alerta sobre esta situación y dice que los resultados “son alarmantes, aunque no sorprenden porque la ausencia del Estado se nota desde hace años”. Remarcó que para toda la zona sur “hay sólo 3 o 4 personas del Estado trabajando, debe haber políticas públicas más serias y relacionados en todos los niveles”.
También remarca que la mala alimentación “afecta el desarrollo cognitivo y los condena a ser pobres siempre”. La profesional entiende que el camino hacia la pobreza continúa con la exclusión en la escuela y posteriormente esa persona se ve imposibilitada de entrar al mercado laboral digno.
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El operativo socio-sanitario involucró a cinco barrios: Mirizzi, Cabildo, Villa Angelelli 2, Comercial y Villa El Libertador. Participaron 20 profesionales, 24 voluntarios para la realización de encuestas y actividades recreativas, además de las instituciones que colaboraron con talleres de Educación para la Salud.
En las conclusiones del informe se puede leer: “La malnutrición influye negativamente en el desarrollo cognitivo, el rendimiento escolar y la productividad. El retraso del crecimiento y la carencia de yodo y de hierro, combinados con una insuficiente estimulación cognitiva, están entre los principales factores de riesgo responsables de que alrededor de 200 millones de niños, según las estimaciones, no logren desarrollarse al máximo de su potencial”.
En lo que concierne al trabajo, se observa que el 60 por ciento de la población no trabaja y solo el 16 por ciento trabaja en relación de dependencia. La precariedad y ausencia de trabajo, así como determinadas formas del debilitamiento del vínculo social, son constantes que han existido en la zona por más de tres décadas. Los desocupados, quienes no han logrado integrarse, se encuentran en situación de vulnerabilidad.
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