Mientras era trasladado a una celda más grande en el penal de Ezeiza, comenzó a filtrarse la información que Leonardo Fariña aportó en la investigación por la "ruta del dinero K". El ex valijero y auditor de Lázaro Báez está bajo el programa de protección a testigos y se había quejado de las malas condiciones en que lo recibieron tras su declaración.
Según informó el periodista Carlos Pagni en su columna para el diario La Nación, el arrepentido "enumeró matrículas de aviones, estancias, cuentas bancarias, sociedades comerciales y, sobre todo, un extenso entramado de funcionarios, socios, testaferros, financistas, contadores y escribanos. No olvidó ni a las amantes". "Cuando cambió el gobierno, decidió hablar por venganza”, afirmó.
"Fariña enumeró un extenso entramado de funcionarios, socios, testaferros, financistas, contadores y escribanos. No olvidó ni a las amantes".
Fariña "describió sistemas que ideó Néstor Kirchner para amasar una fortuna con recursos del Estado", escribe Pagni, que agrega: "Se cansó de dar nombres. Mencionó a los subordinados de De Vido, desde José López, de Obras Públicas, hasta Ricardo Jaime".
La llamada de Cristina
El ex de Karina Jelinek aseguró ante la Justicia que la embajada de EE.UU. alertó a Cristina Kirchner de que Lázaro lavaba "montañas de dinero". "Cristina se enfureció con Báez en una reunión secreta. Báez negó las acusaciones. Meses después, alguien le informó que Báez había mentido. A partir de allí la relación entre ella y su presunto testaferro se enfrió", publicó La Nación.
"Cristina se enfureció con Báez en una reunión secreta. Báez negó las acusaciones por lavado".
Por último, Fariña habría destapado detalles íntimos de la vida de Báez. Al parecer, su esposa Norma "es tan celosa que ni siquiera le permitía mirar 'Bailando por un sueño'". Sin embargo, para el "valijero" no era la única en su vida: dijo que "hay otra Norma, una cincuentona de infalible bronceado caribeño: la secretaria”.