La provincia de Córdoba sigue en alerta por incendios extremos. Desde hace 14 días, el fuego en las Sierras arrasa con todo lo que tiene a su paso. Más de 100 mil hectáreas quedaron cubiertas de cenizas. Los bomberos voluntarios trabajan a destajo cuerpo a cuerpo contra las llamas.
La semana pasada, el Gobierno de Córdoba lanzó un alerta roja. Bigradistas del Ministerio de Ambiente de la Nación y efectivos de otras provincias, llegaron a las zonas de incendios para prestar colaboración. El presidente Alberto Fernández se comunicó por teléfono con Juan Schiaretti para solidarizarse ante el daño ambiental, días después de que llegara la ayuda económica.
+ MIRÁ MÁS: Voluntarios en los incendios: cobran beca cinco de cada 100 bomberos en Córdoba
Pero los cuestionamientos no tardaron en llegar. El diputado nacional por Córdoba, Luis Juez (Juntos por el Cambio), difundió una carta en la que expresa su preocupación por la situación que se repite año tras año en los meses de agosto a octubre.
Juez le reprochó al mandatario provincial su silencio y "la falta de criterio y sentido común al momento de pensar las soluciones". Además, hizo hincapié en la demora para solicitar ayuda, ante el cansancio de los bomberos voluntarios de Córdoba.
La carta de Luis Juez
"Sin reflejos, Schiaretti recién pidió ayuda cuando el fuego consumió más de 90 mil hectáreas
Schiaretti, el gobernador que no habla, esperó que se quemaran más de 90 mil hectáreas de nuestra provincia para darse cuenta que necesitaba ayuda para aliviar la ímproba tarea de nuestros bomberos. Lo hizo tarde, denotando que los largos años en el poder le han quitado reflejos al momento de tomar decisiones trascendentales. No tuvo la misma rapidez que mostró cuando, en plena pandemia, mandó una ley a la Unicameral para recortarle las jubilaciones a cientos de miles de cordobeses. Esta vez su timming fue el de un jugador cansado, como aquel que está haciendo tiempo para que el partido termine porque ya sus piernas no dan para más.
El gobernador que no habla tardó una eternidad en tomar debida nota de lo que estaba pasando en la provincia. No hubo, pese a los más de 20 años en el poder y los antecedentes cercanos de los incendios que han puesto en jaque a la provincia, tareas de prevención. El fuego explotó por las altas temperaturas, la sequía y también por la irresponsable mano del hombre y nuestros bomberos fueron, otra vez, los anónimos héroes de una tarea titánica.
Con los antecedentes de los años 2009 (226 mil hectáreas quemadas), 2013 (con 151 mil) y 2010 (con 104 mil) y con una situación similar en cuanto a las condiciones climáticas, las tareas de prevención en las zonas más críticas y dónde se ubican centros urbanos y monumentos de gran valor, la provisión de materiales y preparación de mayor cantidad de efectivos para combatir el fuego surgía como condición básica para esperar lo que finalmente sucedió.
En los más de 10 días consecutivos de incendios en distintos puntos de nuestra geografía y cuando la televisión mostraba que la tarea de los bomberos y los vecinos no alcanzaba para emparejar la lucha, nos preguntábamos por qué la Provincia no pedía ayuda a otras provincias o al Gobierno Nacional. La respuesta fue siempre la misma: “Con nuestra dotación alcanza”. Bueno, desgraciadamente no fue así. Las tremendas horas vividas el jueves pasado cuando todo se tornó incontrolable apuraron una decisión que ya, sin el relevamiento posterior de lo mucho que se había perdido, sonaba a tardía. Córdoba encendió la alarma y al día siguiente, bomberos de diversos puntos del país dijeron presente para ayudar a nuestros cansados héroes.
La lucha contra los incendios no ha terminado, ni mucho menos, pero una vez más nuestros gobernantes mostraron la falta de criterio y sentido común al momento de pensar las soluciones. Tuvieron que quemarse cerca de 100.000 hectáreas para que el gobernador recién se diera cuenta que con nuestros bomberos y nuestros equipamientos no alcanzaban para dar la batalla que el fuego proponía. Otra vez y para alimentar el descrédito del gobierno, la incertidumbre por el destino del dinero que los cordobeses aportaron a través del controvertido Impuesto al Fuego estuvo en el foco de la discusión. Vale recordar que el impuesto se aplicó desde 2004 hasta 2017 a todos los usuarios del servicio de electricidad de la provincia, con montos de entre $5 y $400, según la categoría, y representaba una recaudación anual de $98 millones y que, por lo visto, no alcanzó o no se utilizó para mejorar en calidad de equipamiento y cantidad de hombres a los encargados de combatir el flagelo que año tras año azota el territorio provincial.
Pareciera ser que el gobernador ya dio todo lo que tenía para dar. Al menos esta reacción tardía parece así certificarlo".