Aunque se trataba de un simple amistoso, significaba mucho más que eso. Los jugadores de la Selección Argentina lo entendieron y decidieron no jugar el sábado ante Israel en Jerusalén, como estaba previsto. Tras la cancelación, Benjamín Netanyahu llamó a Mauricio Macri para que intervenga.
Así lo informaron diferentes medios israelíes y la Agencia Judía de Noticias (AJN). En una comunicación telefónica, el primer ministro de Israel le pidió al presidente argentino que interceda ante las autoridades de la AFA para intentar evitar la cancelación. Macri le respondió que no podía influir en la decisión.
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Según la AJN, un alto funcionario de ese país aseguró: "El equipo duda en venir a Israel debido a toda la presión que se ejerció sobre ellos". Jugar el encuentro en Jerusalén significaba un aval de Argentina a Israel en medio de una escalada tensión con Palestina, que asegura que ese país "ocupó" la ciudad sagrada.
Los futbolistas no quisieron ser parte de un partido con un fuerte trasfondo político y quedar mal parados ante la comunidad musulmana que reclamaba que no jueguen. Además, este martes, un grupo catalán pro Palestina protestó frente al hotel de la selección en Barcelona con camisetas bañadas en "sangre".
El fin de semana, el titular de la Federación Palestina de Fútbol había llamado a "quemar todas las camisetas de Lionel Messi y sus pósters" si el rosarino participaba del encuentro. Ahora, tras la suspensión, desde la entidad agradecieron la decisión de los jugadores.
"Tiene mucho mérito que el equipo argentino haya decidido no prestarse para convertirse en una herramienta política", dijo a EFE la directora internacional de la Federación Palestina de Fútbol, Susan Shalabi.