Este viernes, en el Tribunal Oral Federal 2, se reanudó el juicio por presunta corrupción con la obra pública en Santa Cruz. Durante el tercer día de audiencia, los fiscales aseguraron que "está comprobada la participación de Máximo Kirchner".
Al igual que ocurrió en la jornada anterior, Cristina Kirchner, una de las acusadas, fue autorizada a ausentarse de la audiencia por estar supuestamente dedicada a “tareas parlamentarias” en el Senado.
Los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola aportaron pruebas para demostrar que Lázaro Báez competía contra sí mismo, en lo que catalogaron como “licitaciones ficticias”, y consideraron probado que hubo direccionamiento en todos los contratos que recibió el empresario.
Otro de los principales apuntados fue Máximo Kirchner. Luciani exhibió llamadas del hijo de la vicepresidenta a José López. “Digitaban cada paso de la licitación pública en Santa Cruz”, dijo el fiscal.
De acuerdo a los mensajes que mostró el fiscal, el hombre de los bolsos con millones y armas en el convento le consultaba a Máximo Kirchner dónde debían realizarse las obras, que luego serían adjudicadas a Báez.
“Nótese cómo Máximo Kirchner era la persona encargada de definir la ubicación de las 100 cuadras que se iban a repavimentar”, puntualizó Luciani en los alegatos.
Según la palabra de Luciani, las empresas de Báez se presentaban en las mismas licitaciones en una competencia ficticia. “Hubo desvío de ingentes sumas de dinero hacia Lázaro Báez, se buscó encubrir la falta de capacidad de la empresa, en una maniobra grosera”, dijo el fiscal.
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En uno de los casos, puso como ejemplo, la obra “debió realizarse en 36 meses, tardó 90 meses, se constataron sobreprecios, abandonaron la obra y se convocó a una nueva licitación”.