El 90 por ciento de los países del mundo utilizan como sistema electoral la boleta única en papel. Es un mecanismo que comenzó a utilizarse a mediados del siglo 20 en países como Chile, y se extendió por todo el mundo.
En Argentina, Córdoba y Santa Fe fueron las pioneras en su implementación desde 2011.
A nivel nacional hace tiempo que está planteado el debate pero recién ahora comienza formalmente el tratamiento parlamentario. La semana que viene comenzará a tratarse en Diputados, donde la oposición logró 132 votos para emplazar a las comisiones a iniciar el trámite parlamentario que podría derivar en la media sanción.
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Los especialistas coinciden en que la boleta única tiene muchas ventajas por sobre la papeleta tradicional partidaria, que se usa desde 1916 en nuestro país. El repaso por algunas de las razones:
Transparencia. La impresión de los votos está a cargo del Estado y no de los partidos. No hay posibilidad de que existan boletas truchas, desaparezcan, sean marcadas, encadenadas, porque la autoridad de mesa le entrega a cada ciudadano el papel donde están todos los partidos y candidatos para ser seleccionados. Disminuye acciones de presión con repartos de votos, voto cadena y otras maniobras a las que suelen apelar los aparatos partidarios.
Equidad. De esta manera, todos los partidos están en la misma condiciones en el momento de votar, tengan la capacidad económica que tengan. Y pueden fiscalizar de manera más eficiente, ya que desaparecen los problemas de robo de votos, faltantes, adulteraciones. No es necesario un ejército de fiscales toda la jornada electoral, a lo cual sólo pueden acceder las grandes fuerzas políticas.
Agilidad. Las experiencias en Córdoba y Santa Fe muestran que se vota más rápido y el escrutinio provisorio también es más veloz. No son necesarios grandes cuarto-oscuro sino simplemente un box o cabina, que se monta en una simple mesa con un cartón que garantice el secreto del voto. También se centralizan todos los procesos previos de distribución de los votos.
Sanidad. Evita los contactos de muchas personas con el papel, llevar, traer, acomodar, contar boletas. Al agilizar la votación, evita aglomeraciones.
Menos costos. La boleta única es mucho menos costosa que las boletas tradicionales. Se imprime una por elector con un agregado de alrededor del 10 por ciento por si hubiera algún inconveniente. Con el sistema clásico, cada fuerza que compite imprime la totalidad del padrón y a veces el doble o triple. En números, en la última elección en Argentina hubo 34 millones de empadronados. Con boleta única, se necesitarían unos 37 millones de impresiones. Con el sistema actual, tomando que haya 10 fuerzas compitiendo, se pueden llegar a imprimir más de 600 millones de papeletas. Además, elimina el negocio de los aportes partidarios por impresión de voto.
Ecológico. Ligado al punto anterior, es necesario mucho menos papel para la organización de una elección.