“Hasta que no haya una vacuna, las escuelas no van a ser las mismas que en marzo de este año”, aseguró el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, en mayo de este año cuando Argentina transitaba el segundo mes del aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia del coronavirus.
Tras el receso escolar de invierno, todo indicaba que los alumnos volverían a las aulas en agosto. Sin embargo, las autoridades consideraron que no era oportuno ante el aumento de contagios. A pesar de esta decisión, Trotta ya había dado a conocer las medidas sanitarias para que las clases vuelvan bajo la modalidad presencial.
Ya pasaron siete meses del inicio de la cuarentena estricta que obligó a docentes y alumnos amoldarse a la virtualidad y cinco meses de aquella frase tajante del ministro de Educación. Este lunes, el funcionario adelantó que se reunirá con sus pares de todas las provincias para analizar la situación en la que está cada distrito y un posible regreso.
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“Tenemos que aprender a convivir con el Covid, desplegando responsablemente las medidas. No hace falta una vacuna para volver a las clases, pero tiene que haber datos objetivos que nos permitan dar pasos seguros", afirmó en diálogo con el canal de noticias A24. Con la nueva normalidad como forma de vida, sostuvo que la vuelta deberá ser "segura, progresiva y escalonada", por lo que evaluarán que los primeros sean los alumnos del último año de primaria y secundaria.
"En todas las provincias en las que regresamos a las aulas, pusimos prioridad en los que terminan nivel, como ocurrió hoy en la provincia de San Luis o en Formosa, que ya lleva más de un mes de dictado de clases presenciales".