Fede Bal fue al programa Otro día perdido y terminó protagonizando uno de los momentos más intensos de la semana. Lo que parecía una charla relajada con Mario Pergolini se convirtió en una catarata de revelaciones sobre su vida personal, su presente económico y la profunda conexión que lo une a su madre, Carmen Barbieri.
Todo comenzó con una reflexión sobre cómo vive el presente: “Nunca pienso que las cosas duran para siempre. Hoy estás bien, mañana no sabés. Entonces, cuando se puede, la paso bien, viajo, me compro cosas. Y si tengo que venderlas después, lo hago. No hay mejor inversión que en uno mismo”, lanzó Fede, con tono honesto.
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En medio de esa sinceridad, confesó algo que generó sorpresa: “A veces le pido plata a mi vieja para pagar la tarjeta. Y tengo 36. Me da vergüenza, claro. Pero después se lo devuelvo todo”. Sin filtro, el actor habló de la presión económica, incluso estando en un buen momento profesional.
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Sin embargo, el comentario que dejó helado al conductor fue otro: “Mi mamá es mi noviecita”. Ante eso, Pergolini reaccionó de inmediato: “No, bueno, no, eso es mucho, mucho, mucho. Raro, Fede. Ese título va a estar en todos lados mañana”. Pero Fede no se echó atrás: “¿Está mal lo que dije? ¡Es mía! La amo. Es la mejor mujer del mundo. Déjame decirle así”.
La charla también incluyó recuerdos emotivos sobre su padre, Santiago Bal, y su particular despedida, pero lo que se llevó todos los flashes fue la mezcla de ternura, vergüenza y humor con la que Fede se animó a mostrarse tal cual es, sin escudos.