Pasaron quince años desde aquella tragedia que cambió la vida de Liz Solari para siempre. En 2010, su pareja, Leonardo Verhagen, murió en sus brazos, un hecho que la sumergió en una profunda búsqueda interior. Hoy, la actriz asegura haber hallado respuestas “más allá de lo visible” y vive guiada por lo que describe como un encuentro divino.
Durante una entrevista en Eco News Talks, Liz recordó aquel momento límite y habló de cómo la muerte la condujo a una experiencia espiritual que transformó su visión del mundo. “Vi su alma dejar el cuerpo —contó— y comprendí que la vida no termina con la muerte”. Desde entonces, afirma, su camino se volvió místico, lleno de señales y mensajes.
Visión espiritual
Esa búsqueda la llevó a Europa, donde conoció a la mística inglesa Cher Chevalier, quien se convirtió en su guía espiritual. En Londres, Liz comenzó a meditar, escribió un libro sobre introspección y dice haber vivido un suceso inexplicable: una visión de Jesucristo sentado en su mesa, una experiencia que la llenó de paz y propósito.
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Pero en medio de su vida de fe y reflexión, algo nuevo parece florecer. Fuentes cercanas aseguran que Liz habría encontrado una conexión muy especial con un hombre ligado al mundo espiritual, alguien que comparte su camino de meditación y activismo ambiental. Aunque ella no lo confirma, sus recientes declaraciones sobre “un amor guiado por la luz” despertaron la curiosidad de todos.
Hoy, más serena y alejada del ruido mediático, Liz Solari combina su compromiso ambiental con una fe profunda y —según quienes la rodean— una nueva historia de amor que nació en el silencio de la meditación.