Hannah llegó a la puerta del show de Buenas Noches Familia con la naturalidad de quien está acostumbrada a cantar frente a desconocido, pero con un sueño enorme empujándola desde atrás. La joven, oriunda de Temperley, divide su vida entre el puesto que su mamá tiene en Flores y la peatonal de Lomas de Zamora, donde cada tarde despliega su voz para ganarse el día. Y este lunes, ese trabajo incansable la llevó al programa de Guido Kaczka, donde terminó brillando y desarmando de emoción a todos.
“¡Lo que cantás!”, soltó sorprendido el conductor al escuchar a la participante que incluso interpretó un fragmento de la canción Flores Amarillas de Floricienta. El talento estaba ahí, innegable, potente, digno de un escenario mucho más grande.
Pero el quiebre llegó después, cuando Hannah contó por qué estaba ahí. “Todo esto es para arreglar la casa de mis papás… gracias a ellos estoy acá. No sabés lo que esperaron ellos que yo esté acá”, dijo entre lágrimas. Su voz se quebró y la emoción se volvió compartida.
Frente a Guido, habló de una historia familiar marcada por el esfuerzo. Contó que su papá fue futbolista en San Juan y que su mamá también cantaba, pero que ambos dejaron sus sueños por las necesidades de la familia: “Lo más cruel es la vida, que la vida pasa y uno tiene que encargarse de su familia. Ellos dejaron sus sueños… y hoy estar acá, para ellos, es un sueño cumplido. Yo amo estar acá, pero más por ellos”.
Reconoció que sueña con vivir de la música, pero que nunca se permite aflojar porque siente que sus padres empujan cada paso. “Ellos son los primeros en apoyarme. Yo no puedo dejar esto, no puedo”, destacó.
La joven también reveló que cada día viaja desde Flores a Lomas de Zamora, y a veces canta frente a La Rural, siempre con el mismo objetivo: juntar dinero para su casa y perseguir una oportunidad.
Su presentación se transformó en uno de los momentos más emotivos de la noche y el público lo hizo sentir. Hannah se llevó más de dos millones y medio de pesos, el premio de la gente, que explotó en votos luego de escuchar su historia.
Con la voz de la calle, la fuerza de una remadora de la vida y el corazón puesto en su familia, la artista convirtió su sueño en un momento televisivo inolvidable. Y dejó en claro que, cuando el talento y la perseverancia se juntan, ninguna puerta está definitivamente cerrada.