El acceso al iPad de Natacha Jaitt reveló importante información mientras áun se investigan las causas de su muerte, ocurrida el 23 de febrero de 2019 en el salón de fiestas Xanadú de Tigre.
Los investigadores lograron ingresar al aparato de la actriz después de más de 95 mil intentos. Después de varios días, aparecieron 56 gigas de información y no se borraron fotos ni videos.
La pericia determinó que había dos cuentas de usuario de Gmail y una de Hotmail, dos usuarios de Instagram y dos de Twitter. Se encontraron, además, 50 conversaciones entre Instagram, Twitter y Tik Tok.
Una de las conversaciones es la última que mantuvo la mediática horas antes de fallecer. Las charlas, que ahora salen a la luz, son del momento en el que Jaitt viajaba hacia Xamandú en compañía de su amigo Raúl Velaztiqui Duarte.
Poco después de las 21, la modelo tomó contacto por primera vez con el empresario Gonzalo Rigoni, dueño del mencionado salón de fiestas. “Te dejo de hablar así pongo el GPS que me lleva hasta el salón tuyo”, le avisó ella. Luego, aclaró en un mensaje de audio: “Soy Natacha Jaitt, por las dudas, por ahí te enganchó el Whatsapp y no sabes quién soy”.
Después aparece otro audio de Natacha: “Qué tal Gonzalo. Estamos con toda la tormenta lidiando, pero estamos yendo para ahí. Tranqui, eh, es un desastre esto. Justo se largó con todo, pero tranquilo, estamos yendo para ahí”.
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El empresario se mostró contento y le contestó: "¡Natacha! ¡Qué lindo que vengas! Tranquila. Estamos acá”. “Dale, genial. Estamos nadando en el Titanic ajajajaj Ya nos vemos ahí”, escribió la conductora.
Pasaron 15 minutos más y Jaitt envió otro audio. "Gonza anda preparando algo para picar o paso por un Auto Mac jajaja. Quesito y cositas para picar con un vinito ahí”, le dice ella. A lo que él responde: “Mirá, vinito hay, champagne también. De comer nada (...) ¿Querés que pidamos sushi?”.
“Buenísimo, pero no agridulce, picamos unos sushis livianitos”, le dijo Jaitt. “Me encargo”, respondió en el chat Rigoni, que retomó la charla pasadas las 21.30 para pedirle “uno o dos ataditos” de cigarrillos, y avisarle que el “el sushi llega a las 22.30″. “Estoy justo por entrar a comprarme para mí”, dijo la actriz, que moriría horas después en una cama matrimonial del salón.