Christophe Krywonis hoy triunfa con la cocina y es reconocido internacionalmente como uno de los mejores, pero tuvo una infancia como todos y hasta por momentos muy dura. El chef habló con Seguimos en El Doce y reveló que su pasión comenzó en uno de los momentos más tristes de su vida: “Cuando mis papás se divorciaron, mi refugio era la cocina de mi abuela”.
En ese sentido, confesó que todavía hay ciertos olores como el de manteca que lo transportan a ese tiempo y espacio. “La veía cocinar y me escondía debajo de esa mesa”, expresó.
Argentina le abrió las puertas al francés hace muchos años: “Se vive mejor que en Francia y la gente no se da cuenta de eso”. Christophe explicó que en todos los países hay problemas y que le gusta absolutamente “todo” de nuestro país: “La gente, la creatividad, la generosidad, todo. No es un país que esté en peores condiciones que otros”.
Además, el chef explicó que ahora en Francia están teniendo serios inconvenientes con los paros generales por el tema del combustible, las subas y los sueldos.
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Sobre el final, dejó un consejo para todos los que quieren seguir sus pasos: “Un buen cocinero tiene que ser un seductor. Si el cocinero no logra seducir a sus comensales, es muy difícil que vuelvan”.
Y cerró: “Tenemos la tarea de dar de comer, pero a la vez de encantar un poquito. Como cocineros tenemos que tratar que la pasen bien como en su casa y ahí es donde ganamos clientes”.