Tumor. Operación. Quirófano. No debe haber un trío de palabras tan poco amigables como esas. Palabras que nadie quiere escuchar de la boca de un médico. Palabras que son más que palabras. El “Indio” Lucio Rojas las escuchó en octubre y eran para él. Un control de rutina derivó en una operación para extirpar un tumor alojado en el intestino y en el hígado.
“Lo primero que quería saber era qué es lo que tenía, para saber cómo tenía que encarar todo. Y el paso fue siempre mirando para adelante. Siempre pensando que vamos a estar mejor que ayer. Me dio tranquilidad conocerle el nombre y apellido al ‘intruso’”, cuenta el hermano de Jorge Rojas con una entereza admirable.
“Tuve miedo porque uno piensa que no le va a pasar algo así”
Hoy, está en pleno proceso de encarar algunos festivales de verano. Y “algunos” no es “todos”. El ritmo va a ser muy diferente al que tenía acostumbrado. Estará, por ejemplo, en la apertura del Festival de Folclore de Cosquín (le corresponde ese día por haber salido Consagración en la edición anterior) y cerrará el Festival de Doma y Folclore de Jesús María. No podrá zapatear, ni bailar demasiado. La zona abdominal es la que tiene que cuidar, que precisamente es clave a la hora de la respiración para el canto.
Si uno bucea en las redes sociales de El “Indio”, los mensajes de cariño de sus seguidores son tan infinitos como profundos. “No me imaginaba este cariño de la gente. Uno sabe que transmite alegría, pero tampoco me imaginé que iba a pasar esto. El acompañamiento de la gente es una sanación pránica, tremenda. A los minutos que comuniqué que iba a entrar a cirugía, algunos estaban en un santuario acompañando. ¡No sabés el recorrido que tengo que hacer para cumplir promesas! Tengo que andar por todo el país”, dice Rojas con una sonrisa. Y agrega con humor: “¡Yo le decía a la gente: ‘tenés que hacer la promesa pero no conmigo’!”.
"El acompañamiento de la gente es una sanación pránica, tremenda"
¿Miedos? Los miedos siempre están: “Tuve miedo porque uno piensa que no le va a pasar algo así”. Pero confiesa que su familia se asustó más que él.
A los 42 años, el “Indio” Lucio Rojas -que hace rato dejó de ser “el hermano de”- pasó la gran prueba de su vida. Ahora enfrenta un tratamiento no invasivo y cuidados que implican bajar el ritmo de viajes. Pero una vez en el escenario, sin dudas, el aplauso será su mejor medicina.
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