La temporada teatral arrancó con todo en Carlos Paz y uno de los estrenos más esperados es "Kinky Boots", la famosa obra de Broadway que tiene su versión local y que es protagonizada por Fede Bal. El actor asumió el desafío de ponerse en la piel de Lola, una fabulosa drag queen.
La obra debuta el 28 de diciembre en el Teatro Luxor y cuenta también con la participación de Federico Salles y Laura Esquivel y con dirección de Ricky Pahskus. En una extensa charla con Seguimos en El Doce, Fede Bal habló del nuevo desafío que se le viene y del mensaje que deja.
El espectáculo cuenta la historia de Charlie, que debe hacerse cargo de una fábrica de zapatos familiar que está en quiebra y ve una forma de salir adelante cuando conoce a Lola. “Hoy estoy en el mejor momento de mi carrera. Lola es un personaje que me pone a prueba y que es difícil y no por los tacos, eso es lo más fácil”, comentó. Para llevar a cabo este rol, el artista tuvo que pasar por un entrenamiento intensivo, que lo hizo caminar durante semanas con taco aguja.
“Es fuerte estar al frente de una obra que tiene mucho para decir y que todo sea con mucho respeto”, relató el hijo de Carmen Barbieri. En ese sentido, aclaró que busca interpretar un drag queen que no ofenda a nadie: “No quiero que sea una burla al transformismo que amo y con el que estuve en contacto tanto tiempo”.
Sobre la temática que toca el show, el actor reflexionó: “Hay mucha homofobia y transfobia en nuestro país. En cada ciudad que visito todavía está esa sensación. Estamos haciendo un trabajo hermoso y muy sensible”.
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“Siempre digo que todos tenemos un poco de Lola porque hay algo de ese miedo a mostrarse tal cual es uno. Lola es una heroína donde ella tapa un poco quien es por dentro”, sostuvo. Y remató con ironía: “¿Por qué no me puedo pintar las uñas o maquillarme siendo hombre y heterosexual? Se sigue discriminando todavía y me parece que desde lo artístico está bueno hacer esto que genera charlas que aportan”.
Cuando era un niño, Fede Bal confesó que sintió ese rechazo y discriminación por ser el hijo de Carmen Barbieri y Santiago Bal: "Me decían que mi mamá era una puta. Yo no podía bajar la cabeza y tuve que formarme. Fue difícil pero mi grupo de amigos me ayudó mucho".
Sobre el final, cerró con una lección aprendida: "Soy un tipo muy libre y viví en una casa donde había mucha libertad".