Una vez más, y luego de un tiempo en la que se la veía en plenitud, Britney Spears vuelve a preocupar a sus seguidores. La cantante, de 37 años, fue fotografiada en la puerta de una clínica psiquiátrica, en la que se internó para superar un momento de angustia.
Hace un mes, decidió someterse a un tratamiento para mejorar su salud mental, afectada por una severa enfermedad de su padre. Al parecer, el hombre estuvo al borde de la muerte por una operación de intestinos y colon, aunque logró recuperarse.
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"Todos estamos muy agradecidos de que haya salido con vida, pero todavía tiene un largo camino por delante. Tuve que tomar la difícil decisión de poner mi atención y energía en mi familia en este momento", había explicado Britney en enero, cuando comenzaron a notarse los problemas para cumplir con sus shows en Las Vegas.
Semanas más tarde, decidió internarse de manera voluntaria y no se supieron muchos más detalles hasta ahora. En la puerta de un hotel en Beverly Hills, la princesa del pop apareció junto a Sam Asghari, su novio de 25 años, con el que pasó el domingo gracias a una salida transitoria que autorizaron sus médicos.
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En las fotos que coparon los medios estadounidenses, Spears luce con su clásico pelo rubio desprolijo y con la mirada algo perdida.