Andrés Calamaro, como lo dice el nombre de su gira, tiene Licencia para cantar. Pero también, hace tiempo, sacó la licencia para el éxito.
Sin que sobre ni una sola entrada, el multifacético artista presentó su faceta más íntima. Una escenografía sencilla y el estadio Orfeo achicado -no habilitaron gran parte de los laterales para que todos lo disfruten desde cerca- fueron el marco ideal.
El setlist contó con versiones renovadas de los éxitos de su carrera -no faltaron Crímenes Perfectos, Paloma, Mi enfermedad, Flaca- y versiones inéditas de tangos y otras piezas del cancionero popular argentino.
Para reversionarse lo acompañaron el pianista Germán Wiedemer, el contrabajista español Tonio Miguel y el cordobés Martín Bruhn.