* Por Paula Fernández
La Cumbre es un lugar mágico que parece frenado en el tiempo. A menos de dos horas de Córdoba, sus paisajes son increíbles. Y hace tiempo que viene creciendo como un paraíso de la gastronomía. Hay propuestas para todos los paladares. Los invitamos a la mesa.
La primera parada es Viva La Pepa Patisserie. Es una casa de té encantadora, que funciona en un antiguo vagón de tren de carga. Nos recibe la capitana de esta estación gastronómica, Josefina. Ella es Pepa. El espacio se fue ampliando, sin dejar de lado el confort, y tiene mesitas para comer en el jardín disfrutando la vista a las sierras.
+ Opciones para visitar en La Cumbre:
La propuesta es amplia, según la hora del día. Probamos la estrella del menú: una torta de mousse de chocolate con salsa de frambuesas. Tremenda. La cheesecake de maracuyá no se queda atrás. Hay que dejarse un lugar y también pedir sus ricos scons para acompañar el té y la tarta de zanahoria, que se deshace en la boca. Si sos celíaco, la lista de opciones es amplia.
Familia emprendedora
Unos pasos más allá pero en el mismo predio está Hilando Fino, una casa de decoración y diseño. La mamá y la hermana de Pepa están a cargo. Otro de sus hermanos tiene una quinta, de donde salen muchas de las frutas para las tortas. Todo fresquito. Lo más nuevo del lugar es el puesto La Flor, que también lo maneja parte de la familia: hamburguesas y cerveza tirada, los infaltables.
Para los que vayan de tarde, el atardecer es imperdible. Una buena merienda y quedarse hasta la caída del sol parece un combo perfecto. Importante: ir con tiempo, no se aceptan reservas.
Chiringuito a orillas del Dique
Subiendo por la montaña, a 8 km del centro de La Cumbre y por un caminito de tierra nos encontramos con otro paraíso. Agua, mucho verde y buena comida. Es toda una aventura llegar hasta acá pero vale la pena.
¿Quién no soñó alguna vez con ponerse un chiringuito en la playa? Acá, "la playa" es la que está a orillas del Dique San Jerónimo, el primero de arco de toda Sudamérica. Acá nos espera Diquesi y su dueño, Santiago Blondel.
“Era un obrador. Pasó varios años abandonado, lo reflotamos, pusimos una cocina y así empezó todo", cuenta el chef ganador del prestigioso Prix Barón B en 2019 con Gapasai, su anterior restaurante que también estaba en la zona.
La carta no es muy amplia, pero sí simple y con un toque gourmet. La experiencia toca todos los sentidos. “La propuesta es disfrutar de la naturaleza y lo acompañamos con una gastronomía súper sencilla”, remarca Santiago.
El pejerrey frito se lleva los aplausos. Sale con una mayonesa picante aunque suave. Además, recomendamos los huevos rancheros, acompañados de un sofrito con tomate, ajo y cilantro. Pancito y a comer.
La parrilla está a la vista y no para de tener movimiento. Destacamos la hamburguesa, con un huevo estrellado que le da el toque. La provoleta con tomates confitados y hierbas también sale mucho y es riquísima.
Viva La Pepa y Diquesi son dos paradas obligadas en nuestra ruta de sabores. Y este viaje buscando las mejores comidas y las historias que hay detrás recién comienza.