El dolor de perder a Blanca no sanará jamás para Benjamín Vicuña y Pampita Ardohain. La nena de seis años murió el 8 de septiembre de 2012 luego permanecer internada en Chile al regreso de unas vacaciones familiares en México.
El 8 de cada mes el actor recuerda a su hija mayor con una foto, un video o un texto en sus redes. Pero este 8 fue diferente, según él mismo contó. Vicuña está en México por trabajo y sus días allí le recordaron el inicio del peor momento de su vida.
“El poder de los pensamientos. Cómo gobernar las ideas y los recuerdos. Cómo administrar la melancolía cuando invade por todos los sentidos”, comenzó en un profundo escrito que publicó en Instagram. Y siguió: “Estoy en México trabajando y de paso superando un trauma, un antes y un después en la vida. Hoy es 8. Toda esta semana estuve somatizando, tuve amigdalitis, me corté y debieron suturarme”.
En esa línea, reveló el diálogo que tuvo con el médico que lo atendió: “¿Sabés? En México fueron las vacaciones más lindas de mi vida y las últimas para mi hija Blanca que, al llegar a Chile, murió a la semana’”.
Fue en ese momento que comprendió que lo que le estaba ocurriendo podría tener relación con lo que vivió en México hace 13 años atrás. “Entendí que mi garganta explotaba por eso, que mi cabeza volaba entre escenas pasadas y acento neutro, que el paisaje me llevaba como un vehículo a un lugar hermoso, pero doloroso”, sostuvo abriendo su corazón y su memoria en las redes.
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“Así es nuestro corazón, más complejo de lo que creen los cardiólogos. Así son los recuerdos, más complejos de lo que creen los psicólogos. Y así es la vida, un viaje de ida que no termina de sorprenderme por la fuerza y la belleza de sus revelaciones”, cerró el texto que publicó con un fondo blanco en sus historias.
Situaciones similares relató en su libro Blanca, la niña que quería volar, que publicó en mayo pasado para ayudar a otras personas que atraviesan duelos. “Es un tributo a mi hija y una expresión desbordada y honesta de la experiencia que me tocó vivir. Una tragedia que me atravesó como un rayo y me dejó vacío. Me costó años asimilarla y de alguna manera sigo transitando el desierto, pero seguí viviendo”, detalló Vicuña en la obra.