Si Shakira hubiera nacido en el Río de la Plata o Rodrigo en vez de crecer escuchando tunga tunga hubiera transitado los bodegones de San Telmo, tal vez no hubiesen cantado ni pop ni cuarteto y sí milongas y tanguitos.
Oscar Lajad lleva a escena esa fantasía musical, "corrompe" el tango, y le pone música a esas canciones que entran en la categoría ineludible de "una que sepamos todos". Así nació Tango Corrupto, un show que luego de hacer dos temporadas en Villa Carlos Paz, otras tantas en Buenos Aires y ganar importantes premios y el aplauso de la gente y de la crítica, vuelve a esa ciudad serrana para instalarse todos los martes en el Teatro Holiday. Rosalía Álvarez y Alejandro Andrean son los bailarines y la orquesta "La desvelada" integrada por cuatro músicos, acompañan cada canción.
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La novedad este verano es la incorporación de Lucila Juárez, "La Juárez" como ella misma se rebautizó. La hija del bandoneonista y cantor Rubén Juárez regresó al tango luego de unas incursiones en el pop y su paso por Stravaganza. Pero su vuelta al 2 x 4 tiene un costado místico. En enero de 2016 buscaba qué camino tomar con su vida profesional, buscaba una señal de su padre. Y fue entonces que su viejo le dio una clara señal.
Lucila iba por una calle porteña y vio tirados muchos discos de vinilo. Se agachó a ver de quiénes eran, pisó mal uno, se cayó al piso y se quebró la tibia y el peroné. Había pisado un disco de Juan D´arienzo, con el tango “Homero”, mismo nombre que el de un café concert que tenían con su papá. No había mucho para pensar. Luego de 4 meses de yeso y rehabilitación nació "La Juárez".
El martes, el día de Navidad, el "Negro" estará, sin dudas, acompañándola. ¿Qué diría su padre de este proyecto? "Le encantaría, él hizo mucho para que el tango llegue a otros públicos".