Durante la preparación del casamiento, todo fue hermetismo, y pocos detalles se conocieron, hasta hoy. La fiesta que contó con 350 invitados se realizó en el salón La Herencia de Pilar, donde nadie podía ingresar con celulares.
En cuanto al menú, contaron con sándwich de molleja, pollo al curry, burrata e islas de asado, sushi y fiambres. Y foodtrucks de hamburguesas y panchos.
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La comida elegida para el final de la fiesta fue muy original: hamburguesas y papas fritas de la casa de comidas rápidas más conocida del mundo.
Además, hubo la típica cabina de fotos para que los invitados pudieron sacarse la única imagen que se podían llevar de la noche.
Luciano Pereyra fue el encargado de cantar el Ave María y el show estuvo a carga de Damas Gratis. Además, Dalma eligió para entra al salón con Welcome to the jungle, de los Guns n' Roses y se acercó al altar con Somewhere over the rainbow.
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Los souvenirs fueron preparados por Dalma, Claudia Villafañe y su profesor de alfarería, Nicolás Pottery. Entre los tres hicieron unas vasijas de cerámica con forma de corazón que venían con algunos chocolates y los nombres de los novios.
En tanto, la foto tan esperada del vestido de Dalma, la mostró ella misma en las redes sociales.
La novia estuvo asesorada por el estilista Bernie Catoira. En primera instancia eligió un vestido comprado en Nueva York, de la diseñadora israelí Berta.
En la imagen se la ve abrazada a su reciente marido, con un ramo de flores en blanco y violeta, el vestido en líneas románticas muy sexy con flores aplicadas en relieve en la falda y con cristales en el centro de las flores.
La falda era de diferentes texturas y los breteles íntegros de cristales y los zapatos eran de Guiseppe Zanotti.
Para el segundo cambio, Picallo diseñó una prenda con la que Dalma brilló, se trata de una pieza en encaje chantilly con aires hippie chic. En tres capas de encaje, con superposición de géneros a la altura de la falda y más relajado a la altura del busto.