Lázaro estuvo al borde de la muerte después de ser atacado con un pedazo de cordón de cemento por una patota. Pero este 25 de diciembre celebrará Navidad en familia después de 40 días internado en el Hospital de Niños.
Se podría decir que lo del adolescente de 13 años se pareció a un milagro debido a que le habían diagnosticado un daño cerebral “irreversible”. Sin embargo, los médicos del centro de salud fueron los que lo salvaron con su sabiduría y experiencia.
El neurocirujano Raúl Emilio Jalil destacó el avance tecnológico necesario para la recuperación de Lázaro y sostuvo que “es muy gratificante” que haya recibido el alta médica “después de todo el estrés que implica un paciente tan grave, con un pronóstico incierto”.
Jalil aseguró que “es muy duro, sobre todo si uno es padre, hablar con la familia”. “Cuesta despegarse del rol de papá y concentrarse exclusivamente en la parte médica”, confesó al referirse a la etapa en que debe brindarles un informe “sin generar falsas expectativas”.
+ MIRÁ MÁS: “Feliz de irme a casa”: la primera expresión de Lázaro al dejar el hospital
“Este tipo de traumatismos son lesiones muy graves y no se sabe cómo pueden evolucionar. Hay que tratar de tranquilizar a la familia y a la vez decirle que la situación es muy difícil pero que todo el equipo de salud va a trabajar para buscar la solución”, subrayó el neurocirujano
Respecto a la salud de Lázaro, afirmó que aún le queda un largo camino de rehabilitación. Aunque destacó: “Es magnífico ver a la familia contenta por la evolución del paciente y por el trato que tuvo acá”.
La médica de la terapia intensiva, Marcela Ferreyra, recordó cuando Lázaro ingresó de emergencia aquel domingo 12 de noviembre: “Se trataba de un paciente con un traumatismo de cráneo grave y había que realizarle una cirugía descompresiva para controlar mejor la presión intercraneal”.
En ese sentido, describió la importancia de acompañar a la familia que está “shockeada porque se trata de pacientes que entran con altísimo riesgo de muerte”. Debido al grave estado de salud en el que se encontraba Lázaro, la profesional resaltó que “hay que tratar de trabajar con el dolor que es paradigma en una familia ante la posibilidad de pérdida de su hijo o hija”.
La evolución del adolescente, que le plantó cara a la muerte, le generó alegría: “Siento mucha gratificación por la familia porque en cierta forma uno se conecta con la historia, aunque tenemos que resguardarnos porque nosotros tenemos que poder seguir trabajando con otros pacientes”.
De la recuperación de Lázaro también tuvo un rol importante la kinesióloga Natalia Galiñanez. “En este caso el paciente tenía una afectación de la mitad del cuerpo y a pesar de que su traumatismo de cráneo fue grave, ya está teniendo excelente recuperación”, dijo orgullosa.
Después del gran trabajo de los profesionales, la directora del Hospital de Niños, Verónica Petri, expresó: “Estoy orgullosa de estar al frente de una institución en la que se trabaja con el alma por cada paciente que nos confían”.
”Estamos felices. Llega un paciente en estado crítico y con pronóstico reservado y poder decirle te vas a tu casa, vas a festejar las fiestas con los tuyos nos provoca una alegría inmensa”, cerró.