Una sobreviviente. Así se define Alejandra Britos, mujer trans de 50 años y representante de la Asociación Travesti, Transgénero y Transexuales de Córdoba (ATTTA) que nos contó su recorrido como mujer trans, sin rencores y “con mucho amor”.
“En nuestra época era muy difícil ser quien soy. Mi construcción fue muy triste porque no teníamos un abanico de posibilidades donde laburar. Eramos mujer trans y teníamos que caer en la prostitución”, sostuvo con tristeza.
En su camino vivió infinidad de situaciones violentas. “La represión policial era terrible, no nos dejaban salir a la calle para ganarnos el pan”, relató.
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Uno de sus recuerdos más dolorosos asegura que ocurrió una noche en la que fue detenida junto a otras compañeras. “Fui violada por 17 policías para que no me pintaran los dedos y me dieran la libertad, ese era el precio”, explicó.
“Esa noche espantosa me acuerdo que me caí en la esquina porque no me funcionaban las piernas del dolor, pero me levanté y me sequé las lágrimas”, describió orgullosa. “Sufrimos dolores innecesarios y pagamos mucho por ser quienes somos. Pero no importa, ya está. Yo soy muy feliz levantándome a la mañana”, reflexionó.
Antes la expectativa de vida para una mujer trans era de 30 años, ahora es de 40. En el mes del orgullo, Alejandra elige celebrar la vida. “Siendo una mujer trans ya de medio siglo, celebro estar viva”, afirmó.
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“Hoy hace tres años que nadie me toca. Hace tres años que me levanto, me maquillo y me voy a trabajar ”, celebró con la voz entrecortada.
Tras años de lucha por sus derechos, actualmente Alejandra tiene un puesto como recepcionista en medicina preventiva. “Costó vidas de compañeras que me están mirando desde el cielo. El camino fue muy triste y muy duro”, aseguró.
“Después de estar parada en una esquina, de estar en portaligas y tanga, hoy por hoy, vestir una chaquetilla como recepcionista. El día que me dieron la chaquetilla fue la mejor ropa que me pudieron haber dado. Luché mucho para eso, muchísimo”, relató con lágrimas en los ojos.
“Hoy por hoy ver a una mujer trans es normal y las más chicas no tienen que pasar por muchas cosas que pasamos nosotras las grandes. Hoy hay más posibilidades”, sostuvo. Para ella la vida es una sola y “los derechos son los mismos para todos”.
“Donde nosotras corrimos hoy la mayoría del colectivo lgtb y trans pueden caminar tranquilas”, destacó feliz por todo lo logrado.
Alejandra asegura que según su experiencia, se trata de “abrir mentes” pero por sobre todas las cosas de “abrir corazones”.
“Yo siempre digo que los principios no se cambian, pero los finales sí y dependen de una misma”, cerró Alejandra.