El jueves 29 de junio, el amigo fue capturado junto a Joaquín Sperani por una cámara de seguridad ubicada a pocos metros de la escuela, a la que nunca asistieron. El domingo, cuando encontraron el cuerpo del adolescente de 14 años en la casa abandonada, se convirtió en el único sospechoso del crimen.
El lunes, el juez Sebastián Moro ordenó que fuera trasladado “para su resguardo” al Centro de Admisión y Diagnóstico (CAD) que depende del Complejo Esperanza. Y según reveló Antonio Franco, subsecretario de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf), en Arriba Córdoba, “su estado de ánimo no es bueno”.
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Franco confirmó que “es el más pequeño de edad dentro del Complejo Esperanza” y aseguró que “no está bien”. De acuerdo a su percepción por trabajar hace tiempo en el Complejo Esperanza, el amigo de la víctima “está triste”.
Hace cinco días que fue derivado y por ahora no recibió visitas de familiares, solo una entrevista presencial con la asesora letrada que le asignaron. El subsecretario aclaró que puede tener contacto con la familia, ya que por más que esté privado de su libertad tiene derecho a la comunicación con sus seres queridos.
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Si bien cada caso tiene sus situaciones críticas, para Antonio Franco “la dificultad mayúscula” que enfrenta este menor “es la edad”. “Nos hace tener mayor preocupación en el trabajo socioeducativo”, remarcó.
Por el momento, el acusado del crimen de Joaquín no fue integrado a la convivencia general ni tampoco al plan de actividades escolares ni de talleres de formación. Indicaron que lo harán de a poco con prudencia para aplicar los tres objetivos pedagógicos de la Senaf: restitución de derechos, responsabilidad de acciones y conciencia de reparación.