Todo comenzó cuando Ana Paula tenía nueve años. Desde entonces, fue sometida a abusos sexuales, torturas y golpes por parte de su papá y hermano. La mamá descubrió las vejaciones aberrantes, pero eligió creerle a su marido y la acusó de provocarlos. Las crueles escenas continuaron bajo su complicidad.
“Cualquier oportunidad de soledad era aprovechada por ellos. Mi primer beso fue con mi papá”, reveló. Ana Paula, oriunda de San Juan, era obligada a practicarle sexo oral a su progenitor. A los 15 años quedó embarazada de su hermano, pero tuvo un aborto inducido por las pastillas que le dieron.
Lejos de ponerle fin a las violaciones, la madre la obligó a colocarse un DIU para evitar quedar embarazada. “Parecíamos una familia normal, pero eran unos psicópatas”, expresó con profundo dolor la víctima, quien debía trabajar en el negocio familiar donde realizaban uniformes y calzados.
En diálogo con el portal Sanjuan8, Ana Paula detalló que su novio desde hace dos años fue una persona clave para terminar con este calvario. Lo conoció cuando viajaba en trasporte urbano y sintió la necesidad de contarle por lo que estaba pasando.
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A los 18 años, la joven denunció a su familia. Los responsables negaron los hechos y aseguraron que la joven había inventado todo por celos. Tanto el padre como el hermano fueron imputados por abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo y podrían ser condenados a 22 años de prisión. Mientras que la madre, acusada por complicidad y corrupción de menores, podría recibir una pena de 12 años.