El sábado fue una jornada de luto para la Policía Bonaerense. El mismo día que balearon a Lourdes Espíndola, que este domingo fue declarada con muerte cerebral, un chico de 18 años asesinó a la uniformada Tamara Ramírez, de 26 años, en su casa de la localidad de Glew, Buenos Aires.
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Cinco días antes, el lunes 23, Luca Martín Alaimo había violado a una jubilada de 75 años durante un asalto en su vivienda de Avellaneda. También la golpeó, la amenazó y le robó 500 pesos. Por ese hecho, el joven delincuente tenía pedido de captura desde el martes.
La víctima reconoció al violador, vecino de la zona y con frondosos antecedentes por robo a pesar de su edad, y los familiares realizaron la denuncia policial e increparon a los padres de Alaimo. Según Clarín, ellos devolvieron el dinero, pero aseguraron no saber dónde se encontraba su hijo.
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El criminal reapareció el sábado, cuando ingresó a la casa de un teniente primero, Serafín Ramírez. Su hija y la pareja de ella, ambos policías, intentaron defender al hombre que luchaba con el ladrón y Alaimo les disparó: a Tamara la mató de un balazo en la cabeza, mientras que su novio resultó herido en una pierna. Tras el crimen intentó escapar, pero fue detenido.