La ola de inseguridad golpea a Córdoba de una manera ininterrumpida. Pero en la zona sur de la ciudad se vive una situación extraña: hay un mercado negro explotado por delincuentes que asaltan a talleres mecánicos.
En cinco meses, tres talleres fueron saqueados. Están ubicados sobre avenida Vélez Sarsfield, en un radio de diez cuadras. Este fin de semana ocurrió el tercer hecho: otra vez, ladrones desvalijaron otro local del mismo rubro y las víctimas no dejan de expresar su desolación.
La avenida de los robos
El primer hecho ocurrió el pasado 29 de junio. Hacía 20 días que Omar Chaguri (29) había cumplido el sueño de su vida: con mucho esfuerzo, inauguró un local de alineado y balanceado. Para lograrlo, invirtió sus ahorros, pidió dinero prestado y sacó créditos.
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Sin embargo, todo su sacrificio se echó a perder por ladrones que ingresaron aquella madrugada y lo desvalijaron. Le robaron más de 400 mil pesos en herramientas. “Lo hice para cumplirle el sueño a mi papá también, para que tenga un taller modelo. Me rompí el alma y no tengo más nada”, había expresado entre lágrimas.
Su caso conmovió a todo el país y la ayuda no tardó en llegar. A las pocas horas, consiguió el dinero invertido e incluso más y pudo reabrir. Pero con la plata que le sobró donó alimentos a comedores y ollas populares.
El segundo hecho ocurrió a los tres meses. “Me dejaron en la ruina”, manifestó Néstor Altamirano a El Doce. Es dueño de otro taller mecánico que también hace chapa y pintura ubicado en avenida Vélez Sarsfield 5.300, barrio Santa Rosa.
En total, la víctima estimó que le robaron 30 millones de pesos. Las herramientas las cargaron en el auto de un cliente, un Fiat Cronos, y huyeron en medio de la noche. Pero regresaron en busca de más: a bordo de una camioneta Ford, terminaron de desmantelar el taller.
“Voy a salir adelante porque soy un tipo de trabajo y todavía quiero a este país, pero también quiero que cambien las cosas”, remarcó Néstor, al tiempo que las esperanzas parecían desvanecerse.
A cinco meses del primer robo y a menos de dos del segundo, una nueva víctima sumó la ola delictiva. Se trata de Claudio, quien junto a sus dos hijos, abrió el taller en medio de la pandemia.
Era otra forma de generar ingresos en medio de la crítica situación económica, ya que hacía changas y trabajaba en un remis. Por las restricciones, los viajes habían mermado. La idea fue siempre pensando en el futuro de sus hijos.
La tarde del domingo 7 de noviembre quedará para el olvido: ladrones entraron por el techo y robaron todas las herramientas. “Por mis hijos, no voy a bajar los brazos. Vamos a salir adelante”, prometió con la voz quebrada.
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