Franco Moreira (26) fue asesinado de dos balazos por Jorge Ríos (71). Ocurrió en la madrugada del viernes cuando ingresó en tres oportunidades junto a otros cuatro cómplices a la vivienda del jubilado, a quien a atacaron con un destornillador para robarle.
La autopsia reveló que recibió dos disparos, uno en el tórax y otro en la zona abdominal. Los peritos determinaron que murió, a raíz del segundo proyectil, de un “paro cardíaco” y un “shock hipovolémico” con una hemorragia abdominal.
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Cinco días después del trágico desenlace, barrabravas del Quilmes Atlético Club le dieron el último adiós -Moreira y los otros cuatro delincuentes pertenecen a segundas y terceras líneas de la barra-. El largo cortejo fúnebre iba custodiado por personal policial.
En las imágenes que se difundieron a través de las redes sociales se puede ver una caravana de autos acompañando el cajón donde descansan los restos del joven. Lo polémico es que en medio de la despedida, algunos descendieron de los vehículos y no respetaron el distanciamiento social por la pandemia del coronavirus.
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De acuerdo a lo que trascendió, al cementerio solo permitieron el ingreso de tres familiares del ladrón fallecido. Fue el único momento en que se cumplieron los protocolos sanitarios.