Carlos Alfredo Rossi. Así se llama el juez de Ejecución de Penas que el pasado 5 de julio del 2016 liberó a Sebastián Wagner, el detenido por el asesinato de Micaela García que conmociona al país.
Luego de que se confirme la aparición del cadáver de la joven, que había desaparecido en Gualeguay el pasado domingo, las miradas apuntaron contra Rossi: en el 2012, Wagner fue condenado por violar a dos estudiantes en Concepción del Uruguay, pero el juez lo soltó.
La decisión se tomó dos años antes de que se cumpla la condena a nueve años de cárcel. Y lo más grave: el magistrado no tuvo en cuenta informes del Servicio Penitenciario y la Fiscalía que se oponían a la liberación.
La justificación del juez
En una entrevista previa -que cobró más importancia tras el crimen- el juez expresó que "ninguna de las opiniones que intervienen en los informes sobre un recluso es vinculante, son estudios que me dan orientación para una mejor decisión".
"Ninguna de las opiniones que intervienen en los informes sobre un recluso es vinculante", dijo el juez.
"Los internos son evaluados permanentemente y calificados cada tres meses. Evalúan cómo el interno se ha adaptado al tratamiento para la reinserción que se le ha fijado. Si la persona resulta refractaria a ese tratamiento, lo posicionan de manera desfavorable", detalló en la nota con el diario El Argentino.
Medidas de repudio
El viernes, aún antes de la aparición del cuerpo de Micaela, vecinos de Gualeguay protestaron frente a la casa de Rossi. Este sábado, el senador entrerriano Nicolás Mattiauda y la diputada Mariela Tassistro expresaron que impulsarán un jury para destituir al juez.