El caso del Instituto Próvolo indignó al país en noviembre de 2016, cuando se destapó el escándalo -aunque los abusos comenzaron hace más de una década-. Tres años después, un tribunal penal de Mendoza condenó a 45 y 42 años de prisión a los curas Horacio Corbacho (59 años) y el italiano Nicola Corradi (83).
Armando Ramón Gómez Bravo (49), quien era el jardinero del instituto, recibió una pena de 18 años de prisión. Entre los tres, fueron encontrados culpables por 25 hechos de abuso sexual contra menores sordomudos. En el caso de los sacerdotes, las penas estuvieron agravadas por ser ministros de culto y por ser los encargados de la guarda de los menores de edad.
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Los tres acusados llegaron a las 9 a la sala de audiencias y el tribunal, integrado por los jueces Carlos Díaz, Mauricio Juan y Aníbal Crivelli, les preguntaron si tenían algo para declarar o decir. Los tres eligieron el silencio.
Así llegó a su fin el juicio que comenzó el 5 de agosto. Durante el debate oral se reprodujeron videos de las declaraciones de las víctimas (que tenían entre 7 y 17 años cuando ocurrieron los hechos) ante cámara Gesell. Relataron numerosos hechos aberrantes: durante años fueron tocados y violados -a veces los ataques eran en grupo-, y obligados a ver pornografía, entre otros hechos.
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El caso Próvolo de Mendoza, 14 acusados en tres causas, tiene su correlato en La Plata, donde está la sede argentina del instituto nacido en Verona, Italia.